viernes, 22 de enero de 2010

viajaba en
el último
asiento
a la izquierda,
del autobus que
atrapa sus
pensamientos.

Con ojos
tristes,
confundidos,
miraba por
la ventana,
tratando de
encontrar
un horizonte
que le diera
razón,
su mirada se
perdía en
el paisaje
urbano,
paisaje frío y
sin alma,
pero para ella
era algo,
eso que se
puede ver y
tocar,
pues
no soportaba
vivir de
un anhelo
vacío,
que sin
haberlo
hayado
la defraudó,
dejandola
sentada
en el autobus,
sola,
sin respuesta y
con un signo de
interrogación
en su
garganta.

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